viernes, 13 de febrero de 2009

Un paseo en las afueras del Asilo de Ancianos De Manzanillo
Por: Azul



Rumbo al Valle de las garzas, promedio de las trece horas, un Señor con el temple firme y cuerpo de buena madera, estaba en medio de los dos carriles que conducen a la Central Camionera o la calle lateral donde se encuentra la Cruz Roja. Él veía muy atento a los conductores de los autos. Con cautela se acercaba a ellos mostrando un bote cerrado tipo alcancía mientras estos bajaban la velocidad al pasar un tope.El hombre sesentero pedía un donativo monetario para ayudar al Asilo de ancianos que se mantiene principalmente de aportaciones de la población Manzanillense, y de algunas instituciones filantrópicas.En cuando se avanzaba en el camino, podían verse docenas de hombres y mujeres de pieles marchitas sentados en sillas de ruedas, o en algún lugar del jardín. El escenario lentamente se quedaba atrás como se quedan olvidados los momentos que no queremos revivir por miedo a aceptar la realidad, envejeceremos. La cuestión es saber si tendremos una vejez digna o nos tocará ser el protagonista esta vida cotidiana.

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